Monday, February 4, 2008

What I do for a living

So, all you people know you´ve been dying to see what I do work-wise rather than just hear me describe it. Today, you get your wish - behold my SECOND sermon written and delivered in Spanish!


Es imposible leer la Biblia sin por lo menos un encuentro con la idea del envolvimiento de Dios en nuestras vidas y en el mundo. Hemos hablado un poquito sobre este tema en el estudio bíblico los miércoles y, para todos los personas en el mundo me parece, parte de este encuentro típicamente es preguntando la realidad a frente de nuestros ojos.

¿Si Dios está presente en el mundo, por qué todavía hay sufrimiento? ¿Dónde está justicia? ¿Qué puedo hacer yo en un planeta dominada por guerras, enfermedades, hambre? A veces, es casi imposible pensar en estas cosas sin perder la fe y esperanza – hay montones de ejemplos de gente abandonando la iglesia y la vida cristiana por estas preguntas. Friedrich Nietszche, el famoso filósofo alemán quien dijo que “Dios es muerte,” era el hijo de un pastor luterano. Ludwig Feuerbach, otro filósofo alemán, estudiaba teología antes de decidir que Dios sólo es una proyección de nuestras necesidades – un títere de sombra sobre la pared para darnos consuelo. Josef Stalin, un hombre bruto quien mató más que 10 millones de gente, estudiaba en un seminario para ser sacerdote ortodoxo antes de su renunciación de la cristiandad.

Hay muchos ejemplos más de esto, y las resultas son tan diversas como la gente. Mucha gente abraza el hedonismo, viviendo sólo para diversiones. Otros pone su fe en la idea de vivir sólo por tu mismo, que la vida es una competición para conquistar las limitaciones creado por la sociedad y religión y vivir una vida sin reglas y las penas de inferioridad…y sin compasión por gente sin la fuerza de voluntad para ser como ellos. Otros buscan respuestas a los problemas de este mundo sólo en las cosas del mundo, sin el reconocimiento del Creador, Salvador y Renovador del universo.

Y, en la presencia de realidades pesadas, tragedias sin explanaciones fáciles, ¿dónde está Dios? Somos como Job en el Antiguo Testamento, preguntando a Dios - ¿Dónde estás en el mundo, en mi vida? Pero, como en el libro de Job, Dios nos escucha, nos contesta cuando le preguntamos. Piensen en el salmo del día. La respuesta de Dios allá es una declaración – “Yo soy activo en el mundo.” Dios no sólo está activo en nuestras existencias – Él ES activo, siempre. El texto dice que el Señor reine para siempre. ¿Cuáles son las características de su reino?

En una palabra, justicia. Los ciegos reciben vista, los hambrientos reciben pan, los cautivos y esclavos reciben libertad. ¡Que visión! ¡Que esperanza! Pero…¿dónde está este reino? El salmo danos una vista increíble de la voluntad de Dios y sus valores, pero a veces la evidencia de su existencia en el mundo parece ausente. Todavía hay ciegos mendigando por la calle, gente (y más que gente, países) con hambre, personas encarcelados injustamente.

Había un profeta quien vivió en Jerusalén cuando este salmo sería popular como una canción en los cultos en el templo. Él se llama Habacuc, y en el breve libro con su nombre, él pregunta a Dios: ¿Por qué nuestros enemigos, paganos quien matan y roban y destruyen, tienen poder y riqueza – dónde está la justicia acá? La respuesta de Dios a Habacuc es confiar en Dios y que Su justicia triunfarán en el fin. Un gran hincha del libro de Habacuc fue Pablo – el versículo, tan conocido en el mundo luterano, de Romanos (“Por fe vivirá el justo”) no fue escrito por Pablo…él estaba usando un dicho de Habacuc. En nuestro texto de Primera Corintios hoy, escrito por Pablo, la idea del poder de Dios está presente otra vez. Dios nos ha elegido – la señales de Su favor no son poder y riqueza; es la presencia de Cristo, y Sus valores, en la vida, y estas cosas recibimos por fe. La sabiduría del mundo, sus filosofías para explicar y justificar todas maneras de maltrato, abuso y soberbia, es nada en los ojos de Dios. Dice en versículo 25 que el insensato de Dios es mejor que toda la sabiduría humana; todos nuestros pensamientos grandes son como un grano de arena en comparación de la Aconcagua que es Dios. Nuestra llamada entonces no es preocuparnos con juegos mentales, las trampas que crean nuestras mentes – es confiar en Dios y vivir (no sólo saber) Su voluntad.

Pero, otra vez, no hemos encontrado una respuesta – sabemos la voluntad y los deseos de Dios, pero todavía no hemos visto una palabra final, algo para terminar el discurso sobre el misterio de Dios en el mundo. Y…no vamos a descubrir un versículo mágico para resolver los problemas en el mundo. No hay un Evangelio Según San Respuestas Fáciles. Dios no nos dio magia; Él nos dio algo mucho mejor, pero mucho más difícil – la capacidad de ser su Reino, trabajando a preparar el camino, trayendo agua viva al desierto del mundo. Pienso que nuestro texto del evangelio hoy tiene mucho para decirnos sobre este tema. Jesús está presentándonos con una fundación para fe acá – los pobres, los que lloran, los humildes, los con hambre y sed de justicia, los compasivos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos no serán abandonados al mundo. Son – somos – elegido a tener fe y coraje, a confiar en Dios, a tomar los valores de Dios como nuestros valores y a trabajar en el mundo para realizar la voluntad de Dios.

Este es una llamada bien grande. Pienso en una película – se llama en inglés “Pay It Forward.” En la película, un maestro de estudios sociales (historia combinado con geografía y educación cívica) da un proyecto a los estudiantes – “Crear un plan para cambiar el mundo y realizarlo.” La respuesta de los estudiantes – silencio. Nunca han recibido una tarea así. Es lo mismo con nosotros – hemos recibido una tarea grande, complejo y difícil. Pero sin esta llamada a trabajar, nada va a cambiar. Tenemos un mundo roto y corrupto. Tenemos el derecho de preguntar a Dios por que es así, y tenemos el derecho de resignarnos al fatalismo, hedonismo y tristeza.

Pero también tenemos otro derecho – el derecho de vivir abrazando la llamada de Dios para ser sus manos en el mundo, trabajando a mejorar el mundo lleno de la fe que Dios está con nosotros, que Él está trabajando a nuestro lado y que, como en nuestra oración, Su reino va a venir y Su perfecta voluntad será realizado acá como en los cielos. La fuerza para hacerlo recibimos de Dios – nuestra fe. Pero, ¿cuál es la fuente de nuestra fe? ¿Cómo podemos confiar que Dios va a usarnos, va a darnos la capacidad de ser fuertes cuando el trabajo es duro y no podemos ver cambio?

Un teólogo alemán, Jurgan Moltmann, escribió un libro se llama La Teología de Esperanza. Según Moltmann, podemos vivir con confianza que Dios y su pueblo, nosotros, vamos a ganar, que sufrimiento y dolor van a desaparecer permanentemente, porque la batalla final ya está ganado. Cristo ya ganó en la cruz; Él destruyó la fuerza de muerte, de oscuridad, de opresión. Entonces, la fuente de la fe que necesitamos es la victoria que ya tenemos en Cristo – hemos visto el fin de la película, hemos leído el último capítulo del libro, y por eso, podemos caminar en confianza. Esta no significa que debemos sentarnos en un rincón cómodo y esperar el segundo adviento de Cristo sin trabajar, sin participar en la vida del mundo, sin levantar nuestras voces cuando hay injusticia. Podemos, debemos, avanzar contra la oscuridad, viviendo vidas llenas de paz, porque sabemos que no podemos perder la lucha.

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